MEJIAS
De familia acomodada, se escapó de casa siendo un adolescente en busca de aventuras, viajando como polizón en un barco que se dirigía a México. Ese afán aventurero le hizo abrazar la profesión taurina. Extraordinariamente polifacético, fue también actor de cine, jugador de polo, automovilista, escritor de obras de teatro y presidente del Real Betis Balompié a pesar de su reconocido sevillismo.
En la década de 1910 formó parte de la cuadrilla de José Gómez "Joselito". En los tres años siguientes se consagró en la cuadrilla de Joselito como el mejor banderillero español. Los historiadores taurinos coinciden en señalar que la técnica de Joselito es la más perfecta que se ha conocido y el mejor torero de la vieja escuela. Y en esa escuela se formó, como matador de toros, Ignacio Sánchez Mejías.
En 1919 tomó la alternativa en Barcelona de manos de Joselito y con Juan Belmonte de testigo. La confirmó en Madrid al año siguiente. En 1920, alternando en un mano a mano con Joselito enTalavera de la Reina fue testigo de la muerte de su cuñado en una cogida.
A mediados de la década de 1920, siendo figura del toreo, se cansó de los toros, se retiró y se dedicó a otras actividades, como su presidencia bética o su papel como mecenas de lo que luego se conocería como generación del 27, algunos de cuyos miembros eran verdaderos aficionados a la tauromaquia y expertos taurinos. La primera vez que se reunieron sus componentes (Federico García Lorca, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Luis Cernuda...), encuentro celebrado en 1927 y que dio nombre a la generación, fue por iniciativa de Sánchez Mejías conmemorando el 300 aniversario de la muerte de Góngora.
En 1934 decidió reaparecer en las plazas a la vez que Juan Belmonte. Sustituyó a Domingo Ortega en Manzanares (Ciudad Real), el 11 de agosto. Un toro le dio una gran cornada en el muslo derecho. No permitió que lo operaran en la modesta enfermería de Manzanares, donde el médico local Fidel Cascón Arroyo se ofreció para intervenirlo, y pidió volver a Madrid, pero la ambulancia tardó varias horas en llegar. A los dos días se declaró la gangrena. Murió en la mañana del día 13 de agosto. El mito dice que buscó la muerte.
Su figura fue ensalzada por Miguel Hernández, Rafael Alberti –que hizo el paseíllo en su cuadrilla– y otros grandes poetas, incluido García Lorca, cuyo Llanto por Ignacio Sánchez Mejías es para muchos la mejor elegía en español desde las Coplas de Jorge Manrique.
Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías
La cogida y la muerte
A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.
El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones del bordón
a las cinco de la tarde.
Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡Y el toro, solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde,
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en punto de la tarde.
Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
¡Ay qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!
Federico García Lorca
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